lunes, 14 de abril de 2008

Jurel 2008: Dos visiones, dos escalas de tiempo diferentes

En mi experiencia he podido darme cuenta que por lo general concurren dos visiones y dos escalas de tiempo diferentes en la explotación comercial de un recurso pesquero. Para exponer mi punto de vista nuevamente tomaré el caso del jurel 2008, aprovechando el encuentro entre el mundo pesquero industrial y la máxima autoridad pesquera en Coronel, y a raíz de la inauguración del nuevo complejo industrial de la compañía pesquera South Pacific Korp (SPK).

Según el portal de noticias, pesca al día, el discurso del Subsecretario de Pesca, Jorge Chocair, puso énfasis en cifras macros de FAO que posicionan al país como una nación pesquera y atribuyó tal suerte de estadística al rol de la industria. Asimismo, valoró la capacidad de la industria para convenir una posición oficial que permita proteger la pesquería de jurel en negociaciones para crear la Organización Regional de Pesca del Pacífico Sur (ORP).

En cambio, el presidente de SPK, Roberto Angelini, enfatizó en el problema que está enfrentando la industria pesquera: los bajos rendimientos de pesca de jurel, sus probables causas y expectativas. El mensaje fue claro: “estamos con la mitad de la captura del año pasado” (a propósito, todavía se confía en que la pesca se normalizará: la esperanza que la situación es todavía de corto plazo). Similar mensaje fue expuesto por Rodrigo Sarquis, presidente de la Asociación de Industriales Pesqueros (ASIPES) y de Pesquera Itata.

Los usuarios de la pesca, quienes están día a día en el mar, se han dado cuenta que algo no está bien en el jurel, una de las pesquerías más importantes para Chile. Ellos tienen esta visión del recurso, la que generalmente está relacionada con la disponibilidad del recurso. Por esta razón los usuarios tienden a mirar al ambiente para explicar la escases de peces en las zonas de pesca. Una vez, que los bajos rendimientos comienzan a impactar en el negocio, obviamente la preocupación es mayor. Ahora, en el discurso, el mensaje está siendo cada vez más claro: habrá que tomar medidas para enfrentar una crisis de magnitud similar a la ya ocurrida en 1997.

La autoridad pesquera, en cambio, no tiene esa dinámica del día a día ya que opera en una escala de tiempo mayor. Por lo tanto, la visión que se tiene del recurso es aquella que comunicaron los asesores hace varios meses atrás, cuando se discutía el estado de situación y la cuota global de captura. La autoridad pesquera, y los asesores encargados del consejo técnico, tienen una visión del recurso relacionada con los cambios de abundancia y los efectos de la pesca. Cuando se analice nuevamente la situación del recurso, en octubre de este año, no me cabe duda que la tesis del impacto de la pesca emergerá.

¿Cómo conciliar estas dos visiones? ¿Qué debería hacer la autoridad pesquera? En mi opinión, recoger el mensaje claro y directo de los usuarios e iniciar las acciones que permitan anticiparse a la crisis que está llegando (ver Diario El Sur del 14 de abril del presente). Ya no vale la pena que la autoridad convoque para investigar las causas que están determinando la situación del jurel (los científicos nos ocuparemos de ello en su debido tiempo). En mi opinión, es prioritario que la autoridad aplique un enfoque precautorio en relación con el probable impacto social y económico que se producirá en el sector en este año. En segundo lugar, deberá establecer las acciones que permitan revertir los efectos de la pesca sobre la situación del recurso en el 2009. Asi es...! el impacto de la pesca!

martes, 8 de abril de 2008

Caso del jurel 2008: ¿Quién yo…? ¡Yo no fui…!

La temporada de pesca de jurel 2008 comenzó con una búsqueda generalizada de zonas de pesca por la flota industrial de cerco de la zona centro-sur. Resultados: ausencia del recurso y disminución drástica de los niveles de captura. Si esta situación sigue así durante los próximos cuatro meses, entonces la pesquería estará en una crisis mayor, con consecuencias no deseadas para el sector pesquero que se sustenta en el jurel.

El caso del jurel 2008 sirve para ilustrar lo que ocurre normalmente en pesquerías que entran en crisis. Esto es, una clara secuencia de eventos, donde el pensamiento lineal se relaciona con el curso de los motivos, de los deseos y la rigidez de principios establecidos por nuestro conocimiento parcial del ente biológico que sustenta toda pesquería.

La secuencia se inicia con cambios desfavorables en los indicadores biológicos y pesqueros, cuya persistencia podría poner en riesgo al recurso y la pesquería (mi sesgo, ya que puede haber cambios sociales, económicos y políticos también). En el caso del jurel, la virtual ausencia del recursos en las zonas de pesca y/o la formación de agregaciones comerciales. Cuando ocurre un cambio como este y persiste por un par de meses, se desarrollan las siguientes etapas: a) reconocimiento de cambios en los indicadores, sin dar importancia a los primeros síntomas esperando que sea algo transitorio de muy corto plazo; b) análisis y reconocimiento de los cambios en los indicadores, los que se extienden ya durante toda una temporada de pesca, produciendo debates e interpretaciones acerca del diagnóstico y de las perspectivas de la pesquería; c) regulaciones y decisiones políticas que pretenden revertir o superar la crisis; y d) "toda duda se despeja", donde el sistema se adecua a un nuevo régimen pesquero o desemboca en la extinción comercial del recurso, i.e., colapso económico.

De estas etapas, los debates e interpretaciones acerca del diagnóstico y las perspectivas del recurso constituyen la fase más interesante desde el punto de vista político. Generalmente, los usuarios de la pesquería (pescadores, armadores) pondrán énfasis en las condiciones ambientales desfavorables al recurso, sin el peso de la prueba suficiente (sólo percepciones, deseos que ojala así sea). Algunos científicos y asesores se alinean con esa posición, con argumentos interesantes…pero no se dan cuenta que sólo están planteando una hipótesis. Otros, identificarán a la intensidad de pesca como el factor principal que determinó la situación actual del recurso. Si el debate es fuerte y no se llega a un mínimo esfuerzo por ponderar las hipótesis, habrá un mediador (usualmente el ente regulador) que determinará que las dos posiciones enfrentadas busquen respaldo en el mundo científico, académico, o de expertos. Estoy seguro, que en el caso del jurel habrá un desfile de expertos internacionales a los que se les consultará sobre lo humano y lo divino en relación con la situación del recurso.

La etapa final, también es muy interesante, ya que por experiencia se sabe que a la larga es la hipótesis de la sobreexplotación la más verosímil (“toda duda se despeja”). Debo decir que en esta secuencia, la primera etapa no se sabe muy bien como ocurre, pero una vez que el cambio persiste se pasa rápidamente a la etapa siguiente. En realidad, la primera etapa surge debido a nuestra incapacidad para detectar la sobreexplotación que sólo se reconoce cuando ya es evidente y muy tarde. Usualmente, los investigadores aprendemos del recurso como la pesquería se desarrolla. Así, cualquier investigador que haya estado llevando a cabo un programa de evaluación de la población (generalmente biológica) no podrá, aunque quiera, evitar que la explotación de un recurso supere umbrales y límites no deseados.

El caso del jurel 2008 es muy pertinente en lo que digo. El sector industrial (usuarios del recurso) está poniendo énfasis en el evento La Niña como un factor externo (ambiental, no controlable) como la principal causa de la situación del recurso en esta temporada. Asimismo, está poniendo la mirada en la flota de alta mar que operó y está operando en aguas internacionales…Esto es lo que hacen los artesanales: cuando tienen un recurso compartido con el sector industrial, y quienes por lo general culpan a las grandes “flotas industriales que depredan el mar” (las palabras no son mías). No me cabe duda que los investigadores de IFOP defenderán la tesis de la sobreexplotación. De hecho, las cuotas establecidas en el Consejo Nacional de Pesca han superado siempre las capturas biológicamente aceptables que han sido recomendadas, y además con niveles de riesgo mayores al 10%.

Ahora consulto al lector: ¿en que fase de la secuencia de eventos de una crisis cree usted que estamos en el caso del jurel? ¿Qué haría usted si conoce la secuencia de eventos que acabo de describir? ¿Qué recomendaciones podría sugerir a Subsecretaría de Pesca? ¿Traerá un experto internacional para que aclare las dudas…? ¿Buscará acciones de mitigación para el desempleo que se producirá…? Si usted es un biólogo, ¿cómo podría diseñar una tabla de decisión en que haga explícita las hipótesis acerca del probable estado de la naturaleza?

martes, 1 de abril de 2008

La merluza común: los peligros de la juvenilización

Actualmente, la merluza común se caracteriza por su reducida biomasa y fuerte deterioro en la composición de edad y tamaños. La biomasa del recurso se encuentra en niveles del orden de 250 a 300 mil toneladas en relación con el periodo 1999-2002 (ca. de 1 millón de toneladas), con ausencia de peces mayores a 5 años y alta presencia de juveniles. De esta manera, las capturas actuales están siendo sostenidas por la fracción más joven de la población. El tamaño promedio de la merluza en las capturas disminuyó de 43 cm en el 2004 a 33 cm en el periodo 2005-2007. La última evaluación acústica de la biomasa, realizada en julio-agosto de 2007, demuestra que la situación no ha cambiado. La biomasa evaluada fue de 278 mil toneladas, similar a la evaluada en igual periodo de 2006, y sostenida por peces de 2 a 4 años de edad.
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¿Cuál es el riesgo de capturar ejemplares juveniles? ¿Cómo afecta al recurso y su recuperación?

La edad de madurez, la tasa de crecimiento, y la tasa de mortalidad, son tres parámetros de la historia de vida que más influyen en el control de la productividad de una población de peces. Se sabe que cuando una pesquería ejerce su acción sobre la fracción adulta de una población, y si esta es intensa, provocará un agotamiento de los peces más longevos favoreciendo la selección y sobrevivencia de individuos de rápido crecimiento y madurez temprana. Este hecho se denomina “plasticidad fenotípica”, es decir la disminución en el tamaño de la primera madurez sexual es consecuencia del crecimiento y las condiciones de los ejemplares para crecer y sobrevivir. Se sabe que el estado de condición de la merluza fue muy pobre previo y durante la crisis del 2004, pero se debe investigar si la disminución en la talla de primera madurez sexual fue un proceso que favoreció a peces condicionados genéticamente para lograr un rápido crecimiento y madurez temprana. Si esto es así, la recuperación del stock podría tardar mucho más de lo esperado, aun bajo una veda total.

Por otra parte, la fracción juvenil de una población como la merluza común está sujeta a altas tasas de predación y competencia (e.g. jibia). Una moratoria podría favorecer a los predadores naturales, y retrasar de esta manera también el periodo de recuperación, tal y como se ha observado en el bacalao (cod) del Atlántico frente a Nueva Escocia.
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Lo que quiero decir aquí es que no necesariamente se podría lograr una recuperación de la población al disminuir la intensidad de pesca, estableciendo cuotas más bajas. Los procesos involucrados en la dinámica de una población juvenilizada podrían ser mucho más complejos que la hipótesis de que la pesca es la que regula a la población.
En tal sentido, la recuperación podría ser muy lenta y dentro del periodo de por lo menos una década. En dicho periodo, la actividad pesquera que se sustenta en la merluza común deberá adecuarse a niveles de captura del orden de 30 a 40 mil toneladas anuales.
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Por otro lado, la autoridad pesquera debe considerar que el periodo con altas biomasas que se observaron entre 1998 y 2001, no son la regla. Tales niveles de biomasa generalmente son la excepción más que la regla, ya que la biomasa de una población como la merluza en un escenario de largo plazo es del orden de las 300 a 500 mil toneladas, y con una estructura representada por todos los grupos de edad. En consecuencia, soy de la opinión que lo más importante para el recurso es la recuperación de la estructura de edades más que los niveles de biomasa. Ello se logrará cuando se otorge una chance real a los juveniles de merluza común, esto es que puedan crecer y llegar a ser adultos, minimizando el impacto de la pesca en la selección de ejemplares de crecimiento rápido y madurez temprana.