miércoles, 8 de octubre de 2008
Sobre la eficacia de la gestión pesquera
lunes, 14 de julio de 2008
Sobre la evolución inducida por la pesca
Aunque la evidencia aún es circunstancial, se puede aventurar algunas consecuencias para el caso de algunas pesquerías chilenas importantes que están con problemas hoy en día:
a) La merluza común: Este recurso sufrio una juvenilización importante en el 2004, situación que persiste hasta la actualidad. Subsecretaría de Pesca está trabajando en un plan de recuperación de la biomasa de merluza común, partiendo como premisa que a los juveniles actuales se les podría dar una chance real para que puedan crecer a tamaños más grandes. Se puede postular una hipótesis alternativa acerca de la situación del stock: Entre el 2003 y 2004, la pesca (y la predación por jibia) provocó en un corto periodo de tiempo una selección de los ejemplares de rápido crecimiento y de madurez temprana. Si esta hipótesis es verdadera, entonces será muy dificil recuperar biomasa de merluza común en el corto y mediano plazo. Si la juvenilización tiene bases genéticas, evolucionarias, entonces los cambios observados podrían ser irreversible.
b) La merluza de cola: Desde el 2003, los juveniles de este recurso virtualmente ya no están disponibles para ser capturados con cerco frente a Chile central, durante la primavera de cada año. Si la intensidad de pesca provocó una selección de ejemplares juveniles no migrantes, entonces la presencia de juveniles pelágicos no se observarán frente a Chile central en el mediano plazo. A noser que la dinámica de cardúmenes y agregaciones de juveniles re-descubran los sitios geográficos que exploraban las generaciones previas de juveniles y permitan “imprimir” tales características en futuras generaciones.
c) El jurel: La pesca pudo haber determinado una pérdida de variabilidad genética en el jurel, agotando en la población aquellos con características más costeras y residentes que se hacían disponibles en le dominio costero. Si la intensidad de pesca seleccionó ejemplares migrantes oceánicos, que continuamente están explorando tal dominio, entonces será muy dificil que las regulaciones pesqueras convencionales permitan que tengamos jureles en la costa en el mediano plazo. La pesca cada vez estará más lejos, sobre todo si se comprueba que el dominio oceánico constituía una zona de refugio y escape cuando el tamaño de la población de jurel se reducía.
No obstante, se debe señalar al lector que la mayoría de los cambios fenotípicos en muchos rasgos y características de la historia de vida son ambientales más que genéticos. Esto quiere decir, que es probable que las poblaciones no estén evolucionando por selección a través de un rasgo heredable. Sin duda la variabilidad ambiental tiene mucho que ver con la plasticidad que tienen las poblaciones cuando están amenazadas...pero que pasa si las hipótesis son verdaderas? En este contexto, soy de la idea de tomar acciones precautorias ahora y no esperar el peso de la prueba.
jueves, 15 de mayo de 2008
Crisis alimentaria y la pesca
En efecto, el ecosistema marino frente a Chile es uno de los más productivos del mundo. La alta abundancia de peces pequeños como anchoveta y sardina común es una consecuencia directa, y permite el desarrollo de la actividad pesquera tanto artesanal como industrial. Sin embargo, tal productividad es destinada a la elaboración de harina, la que a su vez sirve como alimento para otros animales y cultivo de peces. Con una muy baja eficiencia de transferencia de proteínas y aprovechamiento de las propiedades que tiene el consumir peces como la anchoveta.
Tal y como lo plantea José Luis, es necesario que como país se comprenda que en el mar se tiene una ventaja comparativa enorme: Seguridad alimentaria haciendo de la pesca una actividad sustentable, estableciendo políticas adecuadas que permitan educar, promover y consolidar el consumo de peces de carne oscura, innovación en el tratamiento a bordo y en productos derivados, inversión y capacitación para el pescador artesanal, etc.
El desarrollo sustentable de la pesca es posible, solo basta con iniciar las acciones que permitan avanzar en esa dirección.
viernes, 2 de mayo de 2008
El control del esfuerzo de pesca
El artículo “Se multiplican pescadores, pero no los peces” publicado en el diario El Sur (28/Abril/2008) por el periodista Víctor Toloza expone una realidad no deseada: el incremento en el esfuerzo de pesca nominal en el sector pesquero artesanal en la Región del Biobio. Por supuesto, la interpretación más fácil de tal realidad es que la administración pesquera no ha sido eficiente provocando el desorden al que aluden algunos dirigentes del sector industrial.
En nuestra opinión, el crecimiento del sector tanto en naves como en pescadores es consecuencia de una administración que ha puesto el énfasis en el control indirecto a través de la captura y no en el control directo del esfuerzo de pesca. Por otra parte, ha sido el sector artesanal que orienta su esfuerzo de pesca a los peces pelágicos pequeños, sardina común y anchoveta, el que más ha crecido desde que al sector industrial se les cerró el acceso a las cinco millas náuticas y desde que comenzó el régimen de Límites Máximos de Captura por Armador (LMCA).
Se debe mencionar al lector que no se trata aquí de “embarcaciones de pequeña escala” operadas por uno o dos tripulantes y que definen una actividad efectivamente artesanal, sino más bien de una gran cantidad de embarcaciones con casco de fierro, de 18 m de largo, de hasta 80 toneladas de registro grueso, con artes y equipos de pesca mecanizados y tecnificados, y con sistemas de navegación y de búsqueda de última generación (GPS, sonares y ecosondas).
Asimismo, se destaca que la pesquería de sardina común y anchoveta fue declarada en el régimen de explotación plena, lo que implica que el acceso al recurso queda cerrado a nuevos usuarios interesados. Aparentemente, tal declaración implicó un control parcial que dejó un vacío y permitió el crecimiento del esfuerzo de pesca. El esfuerzo de pesca no controlado tiende a aumentar hasta que, en promedio, los pescadores individuales obtienen ganancias sólo moderadas y a menudo, no obtienen ganancias. En las pesquerías sin ordenación, esta tendencia por lo general lleva a que la población sea biológicamente sobreexplotada al estar sujeta a demasiado esfuerzo de pesca y a la consiguiente tasa excesiva de extracción anual de peces.
¿Es el control del esfuerzo una alternativa efectiva para la pesquería de sardina común y anchoveta?
El sistema de control actual se basa en fijar una cuota global de pesca, la que es asignada entre el sector industrial y el artesanal. La fracción del sector industrial se asigna según la ley de LMCA, en tanto al sector artesanal según el Régimen Artesanal de Extracción (RAE), donde la historia de participación en la pesquería tiene mucho que ver. Con el incremento en el esfuerzo de pesca, la cuota se diluye entre más actores, y por lo tanto el comprensible descontento de los pescadores sin historia y cuya asignación es ridícula. Afortunadamente el 2008 es un año sin riesgos para estas pesquerías, lo que permitió aumentar la cuota global de pesca de sardina en niveles que son excepcionales (¿qué pasará cuando haya que bajar la cuota?).
No obstante el esquema actual, existe una modalidad de administración que se denomina “Control de insumos de pesca” que consiste en restricciones aplicadas a la intensidad de pesca. En otras palabras, restricciones sobre el número y el tamaño de las embarcaciones (control sobre la capacidad de pesca), permisos de pesca (control sobre el uso de las embarcaciones) o al producto entre capacidad y uso (control de esfuerzo de pesca). La sardina común y anchoveta son recursos que son capturados en forma eficiente con un solo arte de pesca: cerco o bolinche (en el caso de embarcaciones menores), de tal manera que no habrá necesidad de control de artes de pesca. En teoría, el control podría también aplicarse a insumos que permiten la operación (cantidad de combustible permisible) u otros suministros vitales.
Las principales características biológicas de la sardina y la anchoveta en la que se sustenta la actividad pesquera artesanal de la Región del Biobio indican que son stocks fluctuantes dependientes del reclutamiento anual, el que a su vez son sensibles a la variabilidad ambiental (anomalías intensas). Por otra parte, son recursos que tipifican una pesquería mixta, donde prácticamente el 80% de los lances son mixtos y menos del 20% son puros. Esto tiene dos consecuencias importantes: a) Cuotas globales de captura variables año tras año (variabilidad del reclutamiento); y b) una vez lograda la cuota de una especie, es imposible no seguir pescando a la misma especie ya que aparecerá en las capturas de la otra (carácter mixto de la pesquería); lo que a su vez implica promover declaraciones de pesca de otras especies (e.g. mote, tritre, etc).
¿Cómo se resuelve el exceso de esfuerzo de pesca mediante el control de insumos? Aunque el ordenamiento de la pesca debe ser coherente con los objetivos de manejo, las siguientes acciones podrían ser tomadas en cuenta:
- Permisos de pesca: Cerrar el acceso en forma definitiva, y evitar que los permisos de pesca actuales sean transferibles o heredebales. Es aconsejable eliminar o por lo menos limitar severamente los permisos de pesca si no se usan regularmente. No hacer esto podría forzar al gobierno de turno a comprar de regreso algunos derechos cuando se hayan vuelto valiosos, y es sabio considerar esta posibilidad cuando se emiten licencias por primera vez. También es necesario acotar los permisos al tamaño y características del poder de pesca de las embarcaciones, con el objeto de evitar la entrada de embarcaciones nuevas con mayor poder de pesca (reemplazo).
- Reducir el tamaño de la flota: Se debe eliminar del registro a las embarcaciones siniestradas, o que han naufragado. Esto quiere decir que no se debe renovar el permiso al armador, lo que significa quitar un derecho a un individuo para un bien general mayor. Un sistema justo requiere que exista compensación para el armador. Para remover barcos se debe adoptar un sistema de recompra o eliminación de matrícula que sea financiado por el gobierno. Por otra parte, si las licencias restrictivas son libremente transferibles, el gobierno podría participar en el mercado de licencias y comprar el exceso de licencias.
- Controlar las salidas de pesca: Se puede controlar la explotación del esfuerzo de pesca con tres restricciones importantes: a) restringir el número de días que puede pescar un barco; b) evitar pescar los fines de semana y días festivos; y c), retrasar el inicio de la estación de pesca en 10 días por año durante los próximos 10 años (u otro horizonte de tiempo a discutir), con el objeto de trasladar la temporada de pesca hacia el segundo semestre cuando el tamaño de los peces supera el tamaño de la primera madurez sexual (en el régimen de pesca actual se captura individuos juveniles que no han alcanzado a reproducirse).
- Fiscalización: Fortalecer el sistema de fiscalización a la salida de pesca, lo que implica implementar un sistema de vigilancia y control similar al utilizado para el sector industrial (tal vez se requerirá una vigilancia satelital para embarcaciones artesanales de más de 12 m de eslora).
- Sector industrial: El sector industrial debe salir de la pesquería definitivamente. Para ello, se debe establecer un mecanismo que permita reducir la participación en forma gradual. Hoy en día las embarcaciones industriales pueden pescar en cualquier zona dentro de la unidad de pesquería, y por lo tanto podrían afectar al recurso si se pesca en las zonas de escape que tiene. Se tiene que tener en cuenta que en la actualidad el recurso jurel es el prioritario para el sector industrial, siendo la sardina y anchoveta recursos secundarios. ¿Qué puede pasar si el jurel sigue presentando escasez y bajos rendimientos? El esfuerzo de pesca se trasladará a la sardina y anchoveta, sin duda.
- Evitar la promoción de nuevas áreas de pesca: Evitar cualquier intento que favorezca el inicio de la pesca frente al litoral de la Región de la Araucanía (esta zona es de escape y está funcionando como un área protegida donde se concentra el stock adulto durante el año).
Algunos de estos puntos se pueden considerar complementarios al sistema actual de regulación de la captura. Sin embargo, estos aspectos deben ser analizados y discutidos por los usuarios y toda parte interesada en la pesquería, partiendo con un debate sobre objetivos claros de administración de la pesquería. Una discusión sobre sistemas de regulación y control no tiene sentido si no se tiene claridad en los objetivos de corto, mediano y largo plazo. En la actualidad pareciera que bastara con fijar la cuota global y su revisión eventual año tras año, pero tal regulación parece no tener efecto ya que el esfuerzo de pesca sigue creciendo como está demostrado.
Pesca vs. Acuicultura: ¿Cuál es más sustentable?
Sin embargo, la pesca -cuando se desarrolla en forma apropiada-, es probablemente una de las actividades que puede llegar a ser ambientalmente amigable y la más segura en la producción de alimentos para la humanidad; y por ende, ecológicamente sustentable en comparación con la acuicultura y la agricultura. En efecto, el uso sustentable de los recursos no pasa por masificar la acuicultura, ya que esta última tiene el potencial de degradar el ambiente marino por el uso intensivo del mismo, destrucción del hábitat de otras especies, polución y contaminación, y la degradación genética de los stocks de peces silvestres (A propósito, es urgente que la acuicultura salga de la zona costera!).
Puede que haya estado mirando en lugares equivocados, pero la actividad misma del cultivo de peces carnívoros comercialmente valiosos impone una presión adicional sobre recursos que son capturados masivamente para la elaboración de harina de pescado. La transferencia no es eficiente ya que el rendimiento de un kilogramo de pescado para producir harina no es alta, requiriéndose varios kilogramos de peces capturados para producir un kilogramo del pez cultivado (p.e. salmón, a propósito en el cultivo del salmón hoy se mira al krill). La actual dependencia de la pesca por lo tanto no justifica el cultivo de peces carnívoros, y aunque sí pueda justificarse económicamente, a la larga se constituye en una actividad que no es sostenible (y digo sostenible en vez de sustentable).
Es cierto, en muchos foros se escucha a menudo la experiencia de los efectos de la pesca en exclamaciones como la siguiente (precedidas por un suspiro triste): “¡Recuerdo que hace tiempo era normal encontrar peces de gran tamaño en comparación a los que se están capturando hoy en día!”. Otro sentimiento se refiere al número de peces más que al tamaño de los peces: “¡Antes se pescaba en abundancia aquí cerca del puerto, ahora hay que buscar los peces muy lejos!”. Bien, para quienes no conocen de la dinámica de poblaciones explotadas, la expresión de tales sentimientos produce en la gente común y corriente aversión a la pesca, sobre todo si ésta es industrializada: “¡Los industriales pesqueros, los depredadores del mar!”. La realidad, como en otros aspectos de la vida, enseña que es imposible aprovechar un recurso prístino y mantener en forma simultánea los altos rendimientos de pesca iniciales y el tamaño de los peces. ¡Esto simplemente es inevitable!
No obstante, aunque en el pasado se cometieron grandes errores (hasta mitad del siglo XX aún se creía que los recursos marinos eran inagotables), en nuestros tiempos se tiene la experiencia y conocimientos suficientes acerca de los efectos de la pesca sobre las poblaciones y ecosistemas. No me cabe duda que el Código de Pesca Responsable, la Aproximación Precautoria, el Enfoque de Manejo basado en el Ecosistema, y las herramientas de manejo que hoy se están desarrollando, seguramente permitirán hacer de la pesca una de las actividades más sustentables y saludables en el mediano plazo. En este contexto, la acuicultura definitivamente no reemplazará a la pesca, y espero que ambas sean actividades sustentables.
lunes, 14 de abril de 2008
Jurel 2008: Dos visiones, dos escalas de tiempo diferentes
Según el portal de noticias, pesca al día, el discurso del Subsecretario de Pesca, Jorge Chocair, puso énfasis en cifras macros de FAO que posicionan al país como una nación pesquera y atribuyó tal suerte de estadística al rol de la industria. Asimismo, valoró la capacidad de la industria para convenir una posición oficial que permita proteger la pesquería de jurel en negociaciones para crear la Organización Regional de Pesca del Pacífico Sur (ORP).
En cambio, el presidente de SPK, Roberto Angelini, enfatizó en el problema que está enfrentando la industria pesquera: los bajos rendimientos de pesca de jurel, sus probables causas y expectativas. El mensaje fue claro: “estamos con la mitad de la captura del año pasado” (a propósito, todavía se confía en que la pesca se normalizará: la esperanza que la situación es todavía de corto plazo). Similar mensaje fue expuesto por Rodrigo Sarquis, presidente de la Asociación de Industriales Pesqueros (ASIPES) y de Pesquera Itata.
Los usuarios de la pesca, quienes están día a día en el mar, se han dado cuenta que algo no está bien en el jurel, una de las pesquerías más importantes para Chile. Ellos tienen esta visión del recurso, la que generalmente está relacionada con la disponibilidad del recurso. Por esta razón los usuarios tienden a mirar al ambiente para explicar la escases de peces en las zonas de pesca. Una vez, que los bajos rendimientos comienzan a impactar en el negocio, obviamente la preocupación es mayor. Ahora, en el discurso, el mensaje está siendo cada vez más claro: habrá que tomar medidas para enfrentar una crisis de magnitud similar a la ya ocurrida en 1997.
La autoridad pesquera, en cambio, no tiene esa dinámica del día a día ya que opera en una escala de tiempo mayor. Por lo tanto, la visión que se tiene del recurso es aquella que comunicaron los asesores hace varios meses atrás, cuando se discutía el estado de situación y la cuota global de captura. La autoridad pesquera, y los asesores encargados del consejo técnico, tienen una visión del recurso relacionada con los cambios de abundancia y los efectos de la pesca. Cuando se analice nuevamente la situación del recurso, en octubre de este año, no me cabe duda que la tesis del impacto de la pesca emergerá.
¿Cómo conciliar estas dos visiones? ¿Qué debería hacer la autoridad pesquera? En mi opinión, recoger el mensaje claro y directo de los usuarios e iniciar las acciones que permitan anticiparse a la crisis que está llegando (ver Diario El Sur del 14 de abril del presente). Ya no vale la pena que la autoridad convoque para investigar las causas que están determinando la situación del jurel (los científicos nos ocuparemos de ello en su debido tiempo). En mi opinión, es prioritario que la autoridad aplique un enfoque precautorio en relación con el probable impacto social y económico que se producirá en el sector en este año. En segundo lugar, deberá establecer las acciones que permitan revertir los efectos de la pesca sobre la situación del recurso en el 2009. Asi es...! el impacto de la pesca!
martes, 8 de abril de 2008
Caso del jurel 2008: ¿Quién yo…? ¡Yo no fui…!
El caso del jurel 2008 sirve para ilustrar lo que ocurre normalmente en pesquerías que entran en crisis. Esto es, una clara secuencia de eventos, donde el pensamiento lineal se relaciona con el curso de los motivos, de los deseos y la rigidez de principios establecidos por nuestro conocimiento parcial del ente biológico que sustenta toda pesquería.
La secuencia se inicia con cambios desfavorables en los indicadores biológicos y pesqueros, cuya persistencia podría poner en riesgo al recurso y la pesquería (mi sesgo, ya que puede haber cambios sociales, económicos y políticos también). En el caso del jurel, la virtual ausencia del recursos en las zonas de pesca y/o la formación de agregaciones comerciales. Cuando ocurre un cambio como este y persiste por un par de meses, se desarrollan las siguientes etapas: a) reconocimiento de cambios en los indicadores, sin dar importancia a los primeros síntomas esperando que sea algo transitorio de muy corto plazo; b) análisis y reconocimiento de los cambios en los indicadores, los que se extienden ya durante toda una temporada de pesca, produciendo debates e interpretaciones acerca del diagnóstico y de las perspectivas de la pesquería; c) regulaciones y decisiones políticas que pretenden revertir o superar la crisis; y d) "toda duda se despeja", donde el sistema se adecua a un nuevo régimen pesquero o desemboca en la extinción comercial del recurso, i.e., colapso económico.
De estas etapas, los debates e interpretaciones acerca del diagnóstico y las perspectivas del recurso constituyen la fase más interesante desde el punto de vista político. Generalmente, los usuarios de la pesquería (pescadores, armadores) pondrán énfasis en las condiciones ambientales desfavorables al recurso, sin el peso de la prueba suficiente (sólo percepciones, deseos que ojala así sea). Algunos científicos y asesores se alinean con esa posición, con argumentos interesantes…pero no se dan cuenta que sólo están planteando una hipótesis. Otros, identificarán a la intensidad de pesca como el factor principal que determinó la situación actual del recurso. Si el debate es fuerte y no se llega a un mínimo esfuerzo por ponderar las hipótesis, habrá un mediador (usualmente el ente regulador) que determinará que las dos posiciones enfrentadas busquen respaldo en el mundo científico, académico, o de expertos. Estoy seguro, que en el caso del jurel habrá un desfile de expertos internacionales a los que se les consultará sobre lo humano y lo divino en relación con la situación del recurso.
La etapa final, también es muy interesante, ya que por experiencia se sabe que a la larga es la hipótesis de la sobreexplotación la más verosímil (“toda duda se despeja”). Debo decir que en esta secuencia, la primera etapa no se sabe muy bien como ocurre, pero una vez que el cambio persiste se pasa rápidamente a la etapa siguiente. En realidad, la primera etapa surge debido a nuestra incapacidad para detectar la sobreexplotación que sólo se reconoce cuando ya es evidente y muy tarde. Usualmente, los investigadores aprendemos del recurso como la pesquería se desarrolla. Así, cualquier investigador que haya estado llevando a cabo un programa de evaluación de la población (generalmente biológica) no podrá, aunque quiera, evitar que la explotación de un recurso supere umbrales y límites no deseados.
El caso del jurel 2008 es muy pertinente en lo que digo. El sector industrial (usuarios del recurso) está poniendo énfasis en el evento La Niña como un factor externo (ambiental, no controlable) como la principal causa de la situación del recurso en esta temporada. Asimismo, está poniendo la mirada en la flota de alta mar que operó y está operando en aguas internacionales…Esto es lo que hacen los artesanales: cuando tienen un recurso compartido con el sector industrial, y quienes por lo general culpan a las grandes “flotas industriales que depredan el mar” (las palabras no son mías). No me cabe duda que los investigadores de IFOP defenderán la tesis de la sobreexplotación. De hecho, las cuotas establecidas en el Consejo Nacional de Pesca han superado siempre las capturas biológicamente aceptables que han sido recomendadas, y además con niveles de riesgo mayores al 10%.
Ahora consulto al lector: ¿en que fase de la secuencia de eventos de una crisis cree usted que estamos en el caso del jurel? ¿Qué haría usted si conoce la secuencia de eventos que acabo de describir? ¿Qué recomendaciones podría sugerir a Subsecretaría de Pesca? ¿Traerá un experto internacional para que aclare las dudas…? ¿Buscará acciones de mitigación para el desempleo que se producirá…? Si usted es un biólogo, ¿cómo podría diseñar una tabla de decisión en que haga explícita las hipótesis acerca del probable estado de la naturaleza?
martes, 1 de abril de 2008
La merluza común: los peligros de la juvenilización
La edad de madurez, la tasa de crecimiento, y la tasa de mortalidad, son tres parámetros de la historia de vida que más influyen en el control de la productividad de una población de peces. Se sabe que cuando una pesquería ejerce su acción sobre la fracción adulta de una población, y si esta es intensa, provocará un agotamiento de los peces más longevos favoreciendo la selección y sobrevivencia de individuos de rápido crecimiento y madurez temprana. Este hecho se denomina “plasticidad fenotípica”, es decir la disminución en el tamaño de la primera madurez sexual es consecuencia del crecimiento y las condiciones de los ejemplares para crecer y sobrevivir. Se sabe que el estado de condición de la merluza fue muy pobre previo y durante la crisis del 2004, pero se debe investigar si la disminución en la talla de primera madurez sexual fue un proceso que favoreció a peces condicionados genéticamente para lograr un rápido crecimiento y madurez temprana. Si esto es así, la recuperación del stock podría tardar mucho más de lo esperado, aun bajo una veda total.
Por otra parte, la fracción juvenil de una población como la merluza común está sujeta a altas tasas de predación y competencia (e.g. jibia). Una moratoria podría favorecer a los predadores naturales, y retrasar de esta manera también el periodo de recuperación, tal y como se ha observado en el bacalao (cod) del Atlántico frente a Nueva Escocia.
Lo que quiero decir aquí es que no necesariamente se podría lograr una recuperación de la población al disminuir la intensidad de pesca, estableciendo cuotas más bajas. Los procesos involucrados en la dinámica de una población juvenilizada podrían ser mucho más complejos que la hipótesis de que la pesca es la que regula a la población. En tal sentido, la recuperación podría ser muy lenta y dentro del periodo de por lo menos una década. En dicho periodo, la actividad pesquera que se sustenta en la merluza común deberá adecuarse a niveles de captura del orden de 30 a 40 mil toneladas anuales.